martes, 1 de diciembre de 2009

La Boca: a orillas del Riachuelo.


La historia de este característico barrio de la Ciudad, comienza en el siglo XVI, con el desembarco del primer fundador de Buenos Aires, Pedro de Mendoza. Algunas teorías sostienen que fue allí, por entonces un valle pantanoso poblado de sauces y pajonales en el que el "Río Pequeño" zigzagueaba, donde el conquistador estableció el primer fuerte, que más tarde dio origen a la Ciudad.

Si bien el primer asentamiento fue abandonado a los pocos años, el Riachuelo contunúó siendo el único refugio que ofrecía a los navíos este tramo de la costa pampeana. Por eso fue allí que se estableció el puerto de la Ciudad.

La tierra era baja e indudable y azotada de tanto en tanto por la sudestada, viento característico de estas regiones. Hasta mediados del siglo XIX La Boca fue un arrabal poblado de ranchos y pulperías. Pero con el incremento de la actividad portuaria surgió un barrio marino en torno al "Puerto de los tachos", junto a l que hoy se conoce coo Vuelta de Rocha. Numerosos inmigrantes eligieron este sitio para establecerse, ya que el puerto ofrecía posibilidades de trabajo. Y construyeron sus casas también con lo que el puerto ofrecía. Sobre pilotes, para resguardarse de las crecidas del río, unieron maderas y chapas y colorearon las paredes con los sobrantes de pintura que obtenían en el puerto. Así, de la necesidad y la falta, surge una estética propia que terminó por dar al barrio una identidad única, retratada por el artista Benito Quinquela Martín. Con el desarrollo de la zona, y la instalación de saladeros, curtiembres, depósitos de carbón, talleres navales y silos, se hizo necesario albergar nuevos habitantes. Fue cuando surgieron los conventillos, habitados por inmigrantes de distintas nacionalidades. De la combinación de sus lenguajes y ritmos, nace el lunfardo y el tango, un ritmo orillero y marginal, que por entonces solo pertenecía a los que no tenían pertenencias.

A principios de siglo, con la llegada del ferrocarril y el tranvía, el barrio se llenó de grúas, artilleros, chimeneas, donde se trabajaba febrilmente. Se pobló de trabajadores y bohemios: pintores, escultores, cantantes, músicos que hicieron florecer a La Boca, transformándola en un barrio cuyos símbolos son el arte y el trabajo.

En los terrenos portuarios hizo su aparición un deporte novedoso para la época: el fútbol, que dio origen a una pasión que por multitudinaria aún hoy distingue a este barrio


Fuente: www.buenosaires.com

2 comentarios:

  1. Mara, me ha encantado leer la historia del barrio y su evolución.

    La fotografia, en blanco y negro, un portento.

    Buen trabajo fotográfico y de documentación.

    Saludos.

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  2. Hola!!

    Cuanto me alegra tu visita y tus tan agradables palabras... Como siempre sos bienvenido a éste, mi rincón :)

    Un abrazo!

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